Sifón marino gobernado por el sacritán Fernando. En la lata de aceite se esconden los primeros jabos que ocultan el tenebroso simiente de su estirpe secreta.
El llanero se adjunta los primeros tiempos y debajo del camisón floreado recubre asimismo sectores y campesinos en el hallazgo numencial.
Cada vez que asemejo la página se me advierte que los frenos no son convencionales y que la ruptura es perentoria, siempre y cuando la alegoría tienda a distraerse de la memoria fugaz.
Desde la trinchera en la que el gavilán ha parido, los ornamentos distantes tienden a rememorar las partidas de dominó, en las que cúmulo y conexión van engarzándose para procrear diestros, debajo de la cera y defunción prosaica. La palabra vacaciona:
Anfibio prosaico veraz anecdótico pulcro simiente negado último paso denuedo marino corsario jalado empalar incauto gobierno sacerdote hija grupo acera distante jovial lleno adiestrado muerto hacinado falocuente viernes suburbio ignoto marciano silueta adormecido llana prosaico gobierno sabihondo gubernamental tirante de la falocracia se advierte su primer libro intitulado.
Es demasiado bisonte si cree que los rembandt son capaces de sustraer la piña del adiós. Uno tiende a memorizar las categorías y se pierde bajo las faldas de la sulfura.
Abismo silueta: aconteció de pronto que, debajo de los anfibios solitarios debía de engañarse a los forajidos, de modo que debajo de las lagartijas suenen los pantalones prosaicos y sensoriales, donde las caderas silenciosas van animándose lentamente a yacer en el cago nota usada en mano de extranjero a cambio de montículo terrestre en abismo sofocado. Adinerado solicita manicomio para proceder a la configuración del universo. Alomaníaco indulta postres en el salón de belleza. Mas sin en cambio, corrige esa falta de ortografía y se advierte a sí mismo que será o no poluble, cual anagnórisis seleccionada en el falo nombrado como si uno fuera dos y el marinero se hubiera lamido los pantalones sin embargo.
Acabo de nacer. Necesito agua. Huracán.
14.6.08
que rímel
Incólume vago; acúspide salo; incólume amargo; vacío se traigo. Inocuo velamen; insípido vano; alumbre que cago; anuncio vulcano.
Así como tienes vacíos los labios, quizás no me adentres en más de un ocaso; pues cuando los llanos se cansen de verme, aquí me tendrás, avistado y amargo.
Si con tus torpezas y los malecones, así los disfraces, las breves canciones; acuso al lago,por ser ignorado, y voy por los lados, soñando despacio.
Si ves que remonto, los labios redondos, será que desplaces los oros más altos; y cómo sin huellas, y sin firmamentos, podrás comenzarte, tal vez englobarte.
En cambio si tienes, vacíos los cuellos, las penas, los altos; las ígneas preciencias, fascino el pasado, y canto al remanso, pues no desplacemos, los vagos nonatos.
Y sin comezones, ni vagos punzones, inflaste la gorda, con vasos pinceles; adiestro cincuenta, abierto soy prieta, y sin comezones, ni malos azotes,
descubras en lado, en mando nonato, que vago y amargo no será más plazo.
Así como tienes vacíos los labios, quizás no me adentres en más de un ocaso; pues cuando los llanos se cansen de verme, aquí me tendrás, avistado y amargo.
Si con tus torpezas y los malecones, así los disfraces, las breves canciones; acuso al lago,por ser ignorado, y voy por los lados, soñando despacio.
Si ves que remonto, los labios redondos, será que desplaces los oros más altos; y cómo sin huellas, y sin firmamentos, podrás comenzarte, tal vez englobarte.
En cambio si tienes, vacíos los cuellos, las penas, los altos; las ígneas preciencias, fascino el pasado, y canto al remanso, pues no desplacemos, los vagos nonatos.
Y sin comezones, ni vagos punzones, inflaste la gorda, con vasos pinceles; adiestro cincuenta, abierto soy prieta, y sin comezones, ni malos azotes,
descubras en lado, en mando nonato, que vago y amargo no será más plazo.
12.6.08
Por su ocaso
Nueva relación intrínseca entre los primeros y los bastardos. A punto de estallar en pedazos se retiene la retícula y le nombra: ¡Absalón!; ¡Al salón!, y accede.
Ninguno de los cuellos puede ignorarse si se tienen cuerdas suficientes para ahogar a los presentes. De cualquier forma, pasados y futuros son posibles sólo cuando la taza se derrame y lluevan camarones al ajillo en tropeles o siluetas precisas que, de tanto rememorar las esporas, ahora pueden ignorarse con satisfacción y proporcionalidad de curva asíntota.
El enfermo se desliza por los pasillos y provee a sus miembros una razón lo suficientemente cabal como para permitirse intimar remembranzas a la discresión prosaica que se tiene en noticias del doce o el cuarenta y cuatro; o bien se llamaron los canales con nombres y ya uno elegía al azar las palabras para que fueran llamados los impulsos refrenados al unísono.
Descubrí que debajo de los alerones existen unos pequeños infartos que tienden a estirare cuando se les hacen preguntas relacionadas con la cultura griega. Al menos se tienen noticias de que, al momento de embarcar lo suficiente, aparecen espasmos en las aceras y ya el cuaderno es rayado por debajo de la espuma cuando convierte su ritmo sacramental en juego y conversación en garra.
El presidio invade todo su cuerpo; lo adjunta en un archivo .jpg y le advierte que será mostrada su identidad abnegadora contra la pena que le prescinde y mucho antes de que el mantel posea paladares obstruidos o calendarios ignotos.
El remontarse a la previsibilidad incumbe sólo a pocos sin embargos. Mas la cena es basta y el columpio lejano. La pobreza no es una trattoría y, si se le pide demasiado corazón a la cebolla, tiende a desgajarse en tiempo antes de que le retumben las aceras y se le caiga el queso en las encías. De ahí que las agallas se cocinen en bolas de manierismo, lejano como la verdura, y concreto como la pizzicalla.
Él rompe adustos retratos y le muestra que será ilegible pretender comprenderse si se suben todos a la moto al mismo tiempo; de que el orden de las cosas sea sagrado o fundamental, habría que agrandarse con pienso y metralla.
He ha dicho.
Y concluye:
Ninguno de los cuellos puede ignorarse si se tienen cuerdas suficientes para ahogar a los presentes. De cualquier forma, pasados y futuros son posibles sólo cuando la taza se derrame y lluevan camarones al ajillo en tropeles o siluetas precisas que, de tanto rememorar las esporas, ahora pueden ignorarse con satisfacción y proporcionalidad de curva asíntota.
El enfermo se desliza por los pasillos y provee a sus miembros una razón lo suficientemente cabal como para permitirse intimar remembranzas a la discresión prosaica que se tiene en noticias del doce o el cuarenta y cuatro; o bien se llamaron los canales con nombres y ya uno elegía al azar las palabras para que fueran llamados los impulsos refrenados al unísono.
Descubrí que debajo de los alerones existen unos pequeños infartos que tienden a estirare cuando se les hacen preguntas relacionadas con la cultura griega. Al menos se tienen noticias de que, al momento de embarcar lo suficiente, aparecen espasmos en las aceras y ya el cuaderno es rayado por debajo de la espuma cuando convierte su ritmo sacramental en juego y conversación en garra.
El presidio invade todo su cuerpo; lo adjunta en un archivo .jpg y le advierte que será mostrada su identidad abnegadora contra la pena que le prescinde y mucho antes de que el mantel posea paladares obstruidos o calendarios ignotos.
El remontarse a la previsibilidad incumbe sólo a pocos sin embargos. Mas la cena es basta y el columpio lejano. La pobreza no es una trattoría y, si se le pide demasiado corazón a la cebolla, tiende a desgajarse en tiempo antes de que le retumben las aceras y se le caiga el queso en las encías. De ahí que las agallas se cocinen en bolas de manierismo, lejano como la verdura, y concreto como la pizzicalla.
Él rompe adustos retratos y le muestra que será ilegible pretender comprenderse si se suben todos a la moto al mismo tiempo; de que el orden de las cosas sea sagrado o fundamental, habría que agrandarse con pienso y metralla.
He ha dicho.
Y concluye:
9.6.08
Administración y Sacro oficio
Como si tuviera titular en el espacio ínfimo, se adhiere anecdóticamente al posible detractor. Sin que se le cuelguen los bordes de entre el enramado, procede a fusionar el hierro con el licántropo hasta que deshuye y reinfirma que, desde la última nota, puede infiltrare sin ser visto u otra razón elocuente por ser.
Sin que la nota sea demasiado colorida, el controversial siniestro se le pone de rodillas a la legislación y, gracias al posible cerco animal del turbio septentrional, puede decirse de sus rodillas, o de sus gaviotas, que no por mucho liberar las nueces un tigre puede acelerar el curso de la llamada a misa. Por favorito.
En cambio, si se le compara con el pertinente, puede iniciarse una reacción en cadena lógica de pensamiento que huye, gracias a las colaboraciones del mismo soplo cardiaco. Con calendarios remotos se han vestido de ornelas y, en el pésimo gusto de proceder a nombrar las cosas como dominós o rapés, incluye frustraciones fundamentales que no podrán lamerse sin que antes uno de los dos navíos proceda a remembrar el turbulento fastidio que le incineró la infancia.
Gracias, así, al subrepticio iluminado que ha de esclarecerse en cuanto la bruma le sea favorable al ciclo solar, se le adhieren algunos pececillos en el entramado y procede, sin que se le diga si es o no suficiente, a rememorar, por decimotercera ocasión, la línea que ha practicado con ahínco y sección izquierda: incluye fotosintéticas tablas y procede a agrupar en simios los primates de los carromatos, y concluye, innecesariamente, que ya desde antes.
No se pondrá, entonces, demasiado sincero, sino que proveerá un alarido constante frente al gris oscuro, que le parece afable, siempre y cuando.
Así y todo, se podría decir que. Sin embargo.
Pero.
Salida de emergencia.
Sin que la nota sea demasiado colorida, el controversial siniestro se le pone de rodillas a la legislación y, gracias al posible cerco animal del turbio septentrional, puede decirse de sus rodillas, o de sus gaviotas, que no por mucho liberar las nueces un tigre puede acelerar el curso de la llamada a misa. Por favorito.
En cambio, si se le compara con el pertinente, puede iniciarse una reacción en cadena lógica de pensamiento que huye, gracias a las colaboraciones del mismo soplo cardiaco. Con calendarios remotos se han vestido de ornelas y, en el pésimo gusto de proceder a nombrar las cosas como dominós o rapés, incluye frustraciones fundamentales que no podrán lamerse sin que antes uno de los dos navíos proceda a remembrar el turbulento fastidio que le incineró la infancia.
Gracias, así, al subrepticio iluminado que ha de esclarecerse en cuanto la bruma le sea favorable al ciclo solar, se le adhieren algunos pececillos en el entramado y procede, sin que se le diga si es o no suficiente, a rememorar, por decimotercera ocasión, la línea que ha practicado con ahínco y sección izquierda: incluye fotosintéticas tablas y procede a agrupar en simios los primates de los carromatos, y concluye, innecesariamente, que ya desde antes.
No se pondrá, entonces, demasiado sincero, sino que proveerá un alarido constante frente al gris oscuro, que le parece afable, siempre y cuando.
Así y todo, se podría decir que. Sin embargo.
Pero.
Salida de emergencia.
3.6.08
Remen Brazas
Como si tuviera que ver, se le incluye verticalmente en el juego de paladares y posteriormente se anuncia en disímiles vestigios de lo que fue. Entre las calles de San Juan de Letras y Comercializadora Oro e Ion, se desplaza uniformemente a velocidad de más de ciento cincuenta kilómetros-luz, con lo que seguramente podría satisfacer la nueva demanda de juguetes Radón en Descuento.
Por la misma avenida, el hombre se cuelga debajo de sus instintos y deviene en mecanismos o efluvios sacramentales, tiempo antes de que la convivencia social se encamine por los primeros brotes de la negociación extranjera. En la extrema derecha, surge un pequeño callo que interviene letalmente para concluir que, no por demasiado celebrar la misa de los Santos Alegóricos se detendrá a conocer el vaso de agua o a comprender cómo ha acomodado los bloques o si tiene o no fijaciones excesivas que comentar con su breve psicoanalista.
La verdad es que lleva secretos ignorados en la parte trasera, con una compensación efímera de estampas rurales que se han desdoblado en primeros pasos, o conversaciones implicadas que le enfrentan, apaciblemente, con su primer negocio fatuo, y que convienen más de garganta que de irrigación.
Por lo mismo, se encuentra. La posición más aletargada acostumbra. El proceder se ha caracterizado. Y como si uno fuera dos, se adviene tres y se ennumeracolegial, saludable o fortuito de primera generación.
Los aceleradores de partículas han intercalado, entre las brazas ceremoniales de sus propios ritos y sarcasmos, una gaviota enamorada de un fuste anecdótico, gracias a lo cual el hambre ambivalente desespera la primera etapa de su propio roce. Al fin y al cabo. En el puesto sin embargo, se han atrevido, entonces, a prometer primicias y diversificaciones; sin lo cual la cerradura podrá hermanarse directamente con la yuxtaposición que se ha convertido en palabra de uso común.
Ya que el resto se ha vuelto adusto, llaman a las hacedoras de metal previo, y como si tuvieran un pistón aludido, se quiebran como las sombras de un tal final comprensivo, y después de que marquen las siete, con el valor de trastornar la incursión prosaica de un pulmón sagrado, transcurre el velamen y se rompe el.
Así, como si sí.
Por la misma avenida, el hombre se cuelga debajo de sus instintos y deviene en mecanismos o efluvios sacramentales, tiempo antes de que la convivencia social se encamine por los primeros brotes de la negociación extranjera. En la extrema derecha, surge un pequeño callo que interviene letalmente para concluir que, no por demasiado celebrar la misa de los Santos Alegóricos se detendrá a conocer el vaso de agua o a comprender cómo ha acomodado los bloques o si tiene o no fijaciones excesivas que comentar con su breve psicoanalista.
La verdad es que lleva secretos ignorados en la parte trasera, con una compensación efímera de estampas rurales que se han desdoblado en primeros pasos, o conversaciones implicadas que le enfrentan, apaciblemente, con su primer negocio fatuo, y que convienen más de garganta que de irrigación.
Por lo mismo, se encuentra. La posición más aletargada acostumbra. El proceder se ha caracterizado. Y como si uno fuera dos, se adviene tres y se ennumeracolegial, saludable o fortuito de primera generación.
Los aceleradores de partículas han intercalado, entre las brazas ceremoniales de sus propios ritos y sarcasmos, una gaviota enamorada de un fuste anecdótico, gracias a lo cual el hambre ambivalente desespera la primera etapa de su propio roce. Al fin y al cabo. En el puesto sin embargo, se han atrevido, entonces, a prometer primicias y diversificaciones; sin lo cual la cerradura podrá hermanarse directamente con la yuxtaposición que se ha convertido en palabra de uso común.
Ya que el resto se ha vuelto adusto, llaman a las hacedoras de metal previo, y como si tuvieran un pistón aludido, se quiebran como las sombras de un tal final comprensivo, y después de que marquen las siete, con el valor de trastornar la incursión prosaica de un pulmón sagrado, transcurre el velamen y se rompe el.
Así, como si sí.
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