Punto Final.
3.11.08
Ostras Ocas e iones
Cafre oculto en el embargo tapado de la hora, basta.
pondré a rentar un alicate para frotarse el cuerpo con la tina y después embarrar de falos la nota abierta que me han dejado bananar en el umbral de las colillas del tío Garro.
No más que la pérdida se me antoja procrear un tálamo y un secuestro de rodillas. No más que conversar con la muralla y tiene dedos en el pelo y palabras en las manos que dejar.
Lamento la iluminada frita que les saca de argumentacion a sus enojos y después se regocija con la cola y acción matutina que le permite enarbolar la chabacana frase "no me dejes sin semilla, papá".
Por la noche se le deshaucia y conviene tribular si el fracaso provino de la memoria o de la convención ajena. Podría combinarse en tres o cuatro frases de despiertos cráteres y dejar de farfullar que las pasiones no instintivas se llevan de la mano con la ocular asíntota del atisbo flojo y tu lunar aspecto.
Me pides que me ponga de posición copular y después el ronroneo de tus piernas pierde el trino y se sacude la rodilla que, aislada y nominal, no se pierde, pues no lleva más que conejillos por debajo de las rodillas.
Me escribiré una nota gorda. Quizás después me dejaré de permanentes y oráculos y podré proceder, campo en tierra, a la revolución ígnea de las suposiciones vanas.
Cuento.
pondré a rentar un alicate para frotarse el cuerpo con la tina y después embarrar de falos la nota abierta que me han dejado bananar en el umbral de las colillas del tío Garro.
No más que la pérdida se me antoja procrear un tálamo y un secuestro de rodillas. No más que conversar con la muralla y tiene dedos en el pelo y palabras en las manos que dejar.
Lamento la iluminada frita que les saca de argumentacion a sus enojos y después se regocija con la cola y acción matutina que le permite enarbolar la chabacana frase "no me dejes sin semilla, papá".
Por la noche se le deshaucia y conviene tribular si el fracaso provino de la memoria o de la convención ajena. Podría combinarse en tres o cuatro frases de despiertos cráteres y dejar de farfullar que las pasiones no instintivas se llevan de la mano con la ocular asíntota del atisbo flojo y tu lunar aspecto.
Me pides que me ponga de posición copular y después el ronroneo de tus piernas pierde el trino y se sacude la rodilla que, aislada y nominal, no se pierde, pues no lleva más que conejillos por debajo de las rodillas.
Me escribiré una nota gorda. Quizás después me dejaré de permanentes y oráculos y podré proceder, campo en tierra, a la revolución ígnea de las suposiciones vanas.
Cuento.
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